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"MUERE EL REY, ¡VIVA EL REY!"


En los pasillos del imponente Palacio Rosa, la atmósfera política en Coahuila está experimentando un cambio notable. La vieja expresión "Muere el rey, ¡viva el rey!" cobra vida en el trasfondo de la transición gubernamental. Las redes de amistad y lealtad que rodeaban al actual gobernador, Miguel Ángel Riquelme, parecen haberse desmoronado con la llegada del gobernador electo, Manolo Jiménez.


Los que antes se hacían llamar amigos fieles de Riquelme han dejado de frecuentarlo, y la comunicación se ha vuelto tan esquiva como el viento del desierto. Mensajes no respondidos y llamadas sin contestar son ahora la norma. En cambio, todos buscan estar cerca de Manolo Jiménez, como polillas atraídas por una nueva luz política. Este fenómeno plantea una interesante pregunta sobre la lealtad en la política: ¿son leales a la persona o al cargo?


Manolo Jiménez, un hombre que ha demostrado su calidad humana y sus habilidades de liderazgo, seguramente está tomando nota de esta dinámica. La verdadera lealtad no se mide por la cercanía a un puesto político, sino por la amistad genuina. Jiménez tiene la oportunidad de rodearse de individuos que valoren su persona más allá de su posición.


En retrospectiva, los seis años de gobierno de Miguel Ángel Riquelme se caracterizaron por mantener a Coahuila seguro y en paz, un logro que todos los coahuilenses aprecian. Su legado político o no, su trabajo y dedicación hablarán por sí mismos en el futuro.


Por otro lado, Manolo Jiménez asume la responsabilidad de llevar la antorcha del progreso en Coahuila. La bandera de la mejora continúa ondeando alto, y la esperanza es que Jiménez no solo mantenga los estándares establecidos, sino que los eleve aún más, promoviendo un estado aún mejor para todos los coahuilenses. El destino político de ambos líderes está en sus manos, y solo el tiempo revelará sus trayectorias.


Esta situación plantea interrogantes interesantes sobre la naturaleza de la lealtad en la política y el equilibrio entre las relaciones personales y los cargos públicos.

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